Enero y septiembre son dos puntos de inflexión en nuestras buenas intenciones. Ambos meses son comienzo de temporada. Época de cambios.el giro que muchos persiguen es llevar una vida mas saludable, comer mejor, descansar y, por supuesto, hacer actividad física de manera constante. Pero a menudo, estos deseos se topan con la pereza, falta de tiempo o exceso de trabajo. Duros adversarios a los que hacer frente, pero no invencibles. La fuerza de voluntad, la perseverancia e integrar la actividad física en nuestras rutinas son nuestros grandes aliados.
De pequeños pasos están hechos los grandes caminos. Grabamos en la memoria cada vez que iniciamos un nuevo propósito y las incertidumbres o el “ya lo haré mañana” frenan las intenciones. Por eso, he aprendido que las pretensiones no pueden ser pretenciosas, que integrar sencillas y breves rutinas es más efectivo y lleva a mejor puerto que intentar abarcar más allá de donde llega mi tiempo y fuerzas. Quizás sea por eso que, entre los propósitos que nos fijamos para facilitar la incorporación a la realidad, dormir y descansar es en lo primero que piensan tres de cada cuatro españoles, seguido de hacer más deporte en general, empezar a comer de forma saludable o tener un estilo de vida más relajado, según dice un estudio que ha lanzado eBay realizado por Sondea sobre los hábitos que siguen de los españoles entre 20 y 40 años tras la finalización de sus vacaciones.
Por eso siempre aconsejamos hacer pequeños cambios. Progresivos. Al contrario de lo que podemos creer, no es necesario realizar grandes inversiones económicas, con dos o tres materiales clave podemos obtener mucho provecho. El ingrediente principal para el éxito es la voluntad. Despejar la pereza de nuestro día a día y pensar que cualquier lugar puede ser un espacio perfecto son los dos primeros pasos para comenzar a mejorar nuestros hábitos tras las vacas.
¿Imagináis poneros en forma en la oficina? Pues es posible con los trucos que os damos a continuación. En casa o de camino a la universidad también es posible.
Comenzamos por sencillas tareas que integraremos en nuestras rutinas hasta conseguir establecer un hábito y hacerlas efectivas.
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Relaciona una tarea con un horario o momento.
El desayuno, comida y cena son situaciones que repetimos en el día a día. Puede que no sea el mejor horario para hacer grandes esfuerzos, pero sí pequeños ejercicios como unas flexiones apoyada en la encimera o pared mientras calientas el café. ¡1 minuto puede dar para mucho! Si haces entre 10 y 15 repeticiones los resultados se notan.
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Los desplazamientos, una fuente inagotable de posibilidades.
Somos fieles defensoras y practicamos el hashtag #AlCurroEnBici. Es saludable, ecológico y económico. No escatimes en un casco, por ejemplo este de eBay puede ser tu seguro de vida. A falta de bici, la
mejor opción si utilizas el transporte público es apearse una parada antes o aparcar el coche un poco más alejado para caminar un rato. Llevar unas zapatillas para dar una buena pisada y luego intercambiarlas por los zapatos para comenzar la jornada de trabajo, es una opción genial para no renunciar a la comodidad al salir de casa.
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Supérate a ti mismo y mide tus progresos.
Tú eres tu mayor y único rival. La evolución de la tecnología es de gran ayuda para ponernos en forma. Si estás empezando, las pulseras de actividad son la solución para medir tus acciones: miden los pasos y lo traducen en kilómetros recorridos, estiman las calorías consumidas, el ritmo cardiaco y hasta el sueño realizado. Pero si quieres ir un pasito más allá el mejor recurso son los relojes GPS que además de medir la distancia, te proporcionan el ritmo de tus zancadas, y en muchos casos también el pulso. Son una fuente objetiva para conocer el progreso de nuestra velocidad y así ver cómo vamos consiguiendo los objetivos que nos hemos marcado. ¡Muy importante para mantener la motivación!
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Sentada en mi fitball y con el trx a cuestas.
Hay quien ya utiliza el fitball como silla para trabajar o estar en el ordenador en lugar de la tradicional. Ayuda a mantener activos los músculos posturales. En mi caso, o mejor dicho en mi casa, al ser un espacio reducido, lo empleo incluso como una silla más de mi mobiliario y cuando como también la uso. Ya sabes, el día que te falte un lugar donde sentar a los invitados, saca el fitball del armario.
La otra herramienta es el TRX. En la mochila, en el coche o colgado de la puerta de tu casa, el TRX no ocupa espacio. Es portátil, con múltiples y sencillas formas para instalar que permiten instalarlo en cualquier lugar y además se pueden realizar un sinfín de ejercicios para fortalecer todos los músculos del cuerpo y, lo más importante, adaptarlo a los niveles de cada uno.
Cuando creas que no puedes continuar piensa que ni la falta de tiempo ni la pereza pueden con la fuerza más potente: la voluntad.